Estructura del ICIFIEP

El Índice identifica las normas, estructuras y mecanismos mínimos que, desde una perspectiva ciudadana, favorecen el fortalecimiento de la ética pública en las dependencias estatales y municipales. Los campos permiten identificar la fortaleza institucional referente a la promoción de conductas éticas y mecanismos de prevención-corrección de conductas no deseadas a nivel normativo, instrumental y de resultados.

1.  Código de Ética. Su existencia ayuda a identificar los comportamientos éticos deseados de funcionarios y autoridades. Por lo tanto, su difusión dentro y fuera de la entidad favorece la autorregulación de los funcionarios y la vigilancia de la ciudadanía. Adicionalmente es requerido por la Ley General de Responsabilidades Administrativas 

2. Lineamientos de Conducta. Definen puntualmente las conductas o actos, ya sea indeseados o no adecuados. Los lineamientos parten de lo establecido en el Código de Conducta y puede presentarse como lineamientos sobre conductas deseadas y lineamientos para conductas no deseadas. Representan un marco que orienta a los funcionarios públicos respecto a cómo actuar en la cotidianidad de sus funciones, así como en caso de dilemas éticos. 

3. Unidad responsable de la promoción de la ética. Es la parte de la organización cuya función radica en la promoción constante de los valores y principios éticos al interior de la entidad pública y en esa medida ayuda a prevenir conductas no deseadas. Puede igualmente brindar apoyo de secretariado al Comité de Ética o incluso fungir como Secretario Técnico del mismo si así lo decide el primero.

4. Unidad responsable de recepción y canalización de dudas y denuncias. Como su nombre lo indica, es la parte de la organización cuya responsabilidad es recibir y canalizar a otras instancias las denuncias que recibe por comportamiento inadecuado de los servidores públicos. 

5. Comité de Ética. La creación y operación de un Comité de Ética permite contar con una instancia especializada en la que los funcionarios públicos puedan asesorarse y resolver sus dudas respecto al comportamiento ético. El Comité puede ofrecer medios para asistir a sus pares ante dilemas y servir de instancia para apoyar en la canalización, investigación y resolución de denuncias. Así mismo, el Comité se constituye en una fuente generadora de insumos para fortalecer las estructuras o mecanismos promotores de la conducta ética.

6. Participación ciudadana. La participación de ciudadanas/os en el diseño, operación y evaluación de las políticas de ética pública (programas, estrategias y acciones), ayuda no sólo a la promoción de conductas deseadas y sanción de las no deseadas, sino además incrementa la confianza ciudadana en el quehacer de las entidades públicas. 

7. Estrategias de promoción y prevención. Su existencia asegura que las/los funcionarios públicos fortalezcan su formación ética in situ y en eventos formativos destinados para ello, de manera tal que se reduzcan los comportamientos no éticos a causa de desconocimiento o falta de elementos para una actuación apegada a valores y a la normatividad vigente.

8. Programas para fortalecer la Ética Pública. Su diseño, operación y evaluación asegura que las estructuras y mecanismos internos contribuyan a elevar las conductas deseadas y al mismo tiempo se impulse una cultura diferente sustentada en los principios de legalidad, honestidad e imparcialidad. 

9. Lecciones aprendidas. Estas, alimentan cada uno de los elementos del sistema de ética pública (promoción, prevención y sanción), aportando y sistematizando información respecto a los resultados de las políticas anticorrupción y de ética pública emprendidas al interior de la entidad.